Aún recuerdo perfectamente la mirada que hiciste cuando te besé la mejilla por primera vez.
20170501
Revisé hasta el último rincón de mi departamento para asegurarme de no tener nada que me recordara a ti. Para mi fortuna, además de tu ropa no habían muchas cosas materiales que lograran hacerlo, pero lo de menos eran las cosas, pues cada rincón de mi departamento me recordaba a tu silueta, comenzando por el patio trasero donde varias veces hicimos el amor en total silencio, la cocina donde una vez caíste en mis brazos, el desayunador donde comí de tu comida y tú comiste de la mía, el sillón en donde te recostaste tristemente y con sus piros infinitos los últimos días que nos vimos, la mesa donde solíamos jugar juntos, mi baño en el cual se quedaron las más suaves caricias, mi cuarto, del cuál no necesito hablar, y mi balcón, que fue donde todo comenzó.
Aún recuerdo perfectamente la mirada que hiciste cuando te besé la mejilla por primera vez.
Aún recuerdo perfectamente la mirada que hiciste cuando te besé la mejilla por primera vez.